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Mensaje del Papa Francisco (52 Jornada M. de Oración por las Vocaciones)

Written By MISIONES DIOCESANA de CÁDIZ y CEUTA on 15 abr 2015 | 12:50

El papa Francisco nos invita  a un verdadero éxodo.

 "El éxodo, experiencia fundamental de la vocación"

Queridos hermanos y hermanas:
El cuarto Domingo de Pascua nos presenta el icono del Buen Pastor que conoce a sus ovejas, las llama por su nombre, las alimenta y las guía. Hace más de 50 años que en este domingo celebramos la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones. Esta Jornada nos recuerda la importancia de rezar para que, como dijo Jesús a sus discípulos, «el dueño de la mies… mande obreros a su mies» (Lc 10,2). Jesús nos dio este mandamiento en el contexto de un envío misionero: además de los doce apóstoles, llamó a otros setenta y dos discípulos y los mandó de dos en dos para la misión (cf. Lc 10,1-16). Efectivamente, si la Iglesia «es misionera por su naturaleza» (Conc. Ecum. Vat. II, Decr. Ad gentes, 2), la vocación cristiana nace necesariamente dentro de una experiencia de misión. Así, escuchar y seguir la voz de Cristo Buen Pastor, dejándose atraer y conducir por él y consagrando a él la propia vida, significa aceptar que el Espíritu Santo nos introduzca en este dinamismo misionero, suscitando en nosotros el deseo y la determinación gozosa de entregar nuestra vida y gastarla por la causa del Reino de Dios.

Entregar la propia vida en esta actitud misionera sólo será posible si somos capaces de salir de nosotros mismos. Por eso, en esta 52 Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, quisiera reflexionar precisamente sobre ese particular «éxodo» que es la vocación o, mejor aún, nuestra respuesta a la vocación que Dios nos da. Cuando oímos la palabra «éxodo», nos viene a la mente inmediatamente el comienzo de la maravillosa historia de amor de Dios con el pueblo de sus hijos, una historia que pasa por los días dramáticos de la esclavitud en Egipto, la llamada de Moisés, la liberación y el camino hacia la tierra prometida. El libro del Éxodo ―el segundo libro de la Biblia―, que narra esta historia, representa una parábola de toda la historia de la salvación, y también de la dinámica fundamental de la fe cristiana. De hecho, pasar de la esclavitud del hombre viejo a la vida nueva en Cristo es la obra redentora que se realiza en nosotros mediante la fe (cf. Ef 4,22-24). Este paso es un verdadero y real «éxodo», es el camino del alma cristiana y de toda la Iglesia, la orientación decisiva de la existencia hacia el Padre.

En la raíz de toda vocación cristiana se encuentra este movimiento fundamental de la experiencia de fe: creer quiere decir renunciar a uno mismo, salir de la comodidad y rigidez del propio yo para centrar nuestra vida en Jesucristo; abandonar, como Abrahán, la propia tierra poniéndose en camino con confianza, sabiendo que Dios indicará el camino hacia la tierra nueva. Esta «salida» no hay que entenderla como un desprecio de la propia vida, del propio modo sentir las cosas, de la propia humanidad; todo lo contrario, quien emprende el camino siguiendo a Cristo encuentra vida en abundancia, poniéndose del todo a disposición de Dios y de su reino. Dice Jesús: «El que por mí deja casa, hermanos o hermanas, padre o madre, mujer, hijos o tierras, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna» (Mt 19,29). La raíz profunda de todo esto es el amor. En efecto, la vocación cristiana es sobre todo una llamada de amor que atrae y que se refiere a algo más allá de uno mismo, descentra a la persona, inicia un «camino permanente, como un salir del yo cerrado en sí mismo hacia su liberación en la entrega de sí y, precisamente de este modo, hacia el reencuentro consigo mismo, más aún, hacia el descubrimiento de Dios» (Benedicto XVI, Carta enc. Deus caritas est, 6).

La experiencia del éxodo es paradigma de la vida cristiana, en particular de quien sigue una vocación de especial dedicación al servicio del Evangelio. Consiste en una actitud siempre renovada de conversión y transformación, en un estar siempre en camino, en un pasar de la muerte a la vida, tal como celebramos en la liturgia: es el dinamismo pascual. En efecto, desde la llamada de Abrahán a la de Moisés, desde el peregrinar de Israel por el desierto a la conversión predicada por los profetas, hasta el viaje misionero de Jesús que culmina en su muerte y resurrección, la vocación es siempre una acción de Dios que nos hace salir de nuestra situación inicial, nos libra de toda forma de esclavitud, nos saca de la rutina y la indiferencia y nos proyecta hacia la alegría de la comunión con Dios y con los hermanos. Responder a la llamada de Dios, por tanto, es dejar que él nos haga salir de nuestra falsa estabilidad para ponernos en camino hacia Jesucristo, principio y fin de nuestra vida y de nuestra felicidad.

 
Esta dinámica del éxodo no se refiere sólo a la llamada personal, sino a la acción misionera y evangelizadora de toda la Iglesia. La Iglesia es verdaderamente fiel a su Maestro en la medida en que es una Iglesia «en salida», no preocupada por ella misma, por sus estructuras y sus conquistas, sino más bien capaz de ir, de ponerse en movimiento, de encontrar a los hijos de Dios en su situación real y de com-padecer sus heridas. Dios sale de sí mismo en una dinámica trinitaria de amor, escucha la miseria de su pueblo e interviene para librarlo (cf. Ex 3,7). A esta forma de ser y de actuar está llamada también la Iglesia: la Iglesia que evangeliza sale al encuentro del hombre, anuncia la palabra liberadora del Evangelio, sana con la gracia de Dios las heridas del alma y del cuerpo, socorre a los pobres y necesitados.

Queridos hermanos y hermanas, este éxodo liberador hacia Cristo y hacia los hermanos constituye también el camino para la plena comprensión del hombre y para el crecimiento humano y social en la historia. Escuchar y acoger la llamada del Señor no es una cuestión privada o intimista que pueda confundirse con la emoción del momento; es un compromiso concreto, real y total, que afecta a toda nuestra existencia y la pone al servicio de la construcción del Reino de Dios en la tierra. Por eso, la vocación cristiana, radicada en la contemplación del corazón del Padre, lleva al mismo tiempo al compromiso solidario en favor de la liberación de los hermanos, sobre todo de los más pobres. El discípulo de Jesús tiene el corazón abierto a su horizonte sin límites, y su intimidad con el Señor nunca es una fuga de la vida y del mundo, sino que, al contrario, «esencialmente se configura como comunión misionera» (Exhort. ap. Evangelii gaudium, 23).

Esta dinámica del éxodo, hacia Dios y hacia el hombre, llena la vida de alegría y de sentido. Quisiera decírselo especialmente a los más jóvenes que, también por su edad y por la visión de futuro que se abre ante sus ojos, saben ser disponibles y generosos. A veces las incógnitas y las preocupaciones por el futuro y las incertidumbres que afectan a la vida de cada día amenazan con paralizar su entusiasmo, de frenar sus sueños, hasta el punto de pensar que no vale la pena comprometerse y que el Dios de la fe cristiana limita su libertad. En cambio, queridos jóvenes, no tengáis miedo a salir de vosotros mismos y a poneros en camino. El Evangelio es la Palabra que libera, transforma y hace más bella nuestra vida. Qué hermoso es dejarse sorprender por la llamada de Dios, acoger su Palabra, encauzar los pasos de vuestra vida tras las huellas de Jesús, en la adoración al misterio divino y en la entrega generosa a los otros. Vuestra vida será más rica y más alegre cada día.


La Virgen María, modelo de toda vocación, no tuvo miedo a decir su «fiat» a la llamada del Señor. Ella nos acompaña y nos guía. Con la audacia generosa de la fe, María cantó la alegría de salir de sí misma y confiar a Dios sus proyectos de vida. A Ella nos dirigimos para estar plenamente disponibles al designio que Dios tiene para cada uno de nosotros, para que crezca en nosotros el deseo de salir e ir, con solicitud, al encuentro con los demás (cf. Lc 1,39). Que la Virgen Madre nos proteja e interceda por todos nosotros.

El papa Francisco, con la referencia a la Virgen María, tras animar a los jóvenes, concluye el mensaje para la Jornada de Vocaciones, para el 26 de abril, donde también celebramos la Jornada de Vocaciones Nativas.

Jornada misionera de Vocaciones Nativas "¡Qué bueno caminar contigo!"

Written By MISIONES DIOCESANA de CÁDIZ y CEUTA on 7 abr 2015 | 13:03

Cartel de Vocaciones Nativas misioneras. Lema de la Jornada ¡Qué bueno caminar contigo! y unas manos negras dentro de un corazón sosteniendo un rosario.El próximo 26 de abril, celebraremos la Jornada misionera de Vocaciones Nativas 2015, bajo el lema:

!Qué bueno caminar contigo!

Para la ocasión, Obras Misionales Pontificias (OMP) pone a nuestra disposición una serie de materiales, así como el Blog VOCACIONES NATIVAS.

En este primer acercamiento a la Jornada, compartimos sus objetivos, para en próximas entregas profundizar en la misma.

Los Objetivos que se nos presentan para colaborar son:

  1. Orar el Dueño de la mies par que siga enviando muchos obreros a su Iglesia, y para darle gracias por las vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada que actualmente se forman en seminarios y noviciados en todo el mundo.
  2. Suscitar en los jóvenes disposiciones adecuadas para escuchar la llamada de Dios y disponibilidad para cumplir su voluntad.
  3. Promover entre los fieles una eficaz colaboración con la Obra Ponfificia de San Pedro Apóstol, que atiende las vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada en los territorios de misión.
  4. Obtener fondos y ayudas económicas para el sostenimiento y la formación de estas vocaciones, a través de la financiación de "Becas de estudio".
 Este año cuenta con la fuerza de celebrarse conjuntamente con la 52ª Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones.

"Al igual que santa Teresa de Lisieux, cada uno de nosotros, en la diversidad de nuestras vocaciones, está llamado de alguna manera a ser el amor en el corazón de la Iglesia". papa Francisco

Os animamos a ir conociendo la Jornada de Vocaciones Nativas para poderla animar y celebrar plenamente, allí donde nos encontremos.

¡¡¡ Felices Pascuas !!!

Dos Papas "Misioneros por vocación"

Written By MISIONES DIOCESANA de CÁDIZ y CEUTA on 27 abr 2014 | 8:00

papas juan pablo II juan XXIIILa Iglesia canoniza a los papas Juan XXIII y Juan Pablo II el mismo día que se celebra en España la Jornada de Vocaciones Nativas.
La Pascua de este año luce de modo especial, dos "misioneros por vocación", los papas Juan XXIII y Juan Pablo, serán canonizados el 27 de abril, el mismo día en el que celebramos en España la Jornada de las Vocaciones Nativas. Vamos a aprovechar esta feliz coincidencia.
papas juan pablo II juan XXIIIAmbos apoyaron con decisión la Obra de San Pedro Apóstol  fomentando, cuidando y ayudando a las vocaciones nativas, verdadero motor en el crecimiento de las comunidades cristianas en los territorios de Misión. Su contacto con las iglesias particulares les ayudó a valorar la riqueza de las diversas culturas, en donde surgen los evangelizadores apropiados que transmiten la palabra de Dios a los suyos y los enriquecen con los sacramentos. Conste aquí nuestro agradecido homenaje.
papas juan pablo II juan XXIIITambién nosotros debemos apostar por el desarrollo de las Vocaciones Nativas, son quienes mejor pueden transmitir la alegría del Evangelio en sus propios pueblos.
Juan XXIII:  “Doquier nos apremia la urgente necesidad de procurar la salvación de las almas en la mejor forma posible; doquier surge la llamada “¡ayúdanos!” (Hch. 16,9) que llega a nuestros oídos” (PP, 3)
papas juan pablo II juan XXIII

Juan Pablo II: “En la diversidad de las culturas y la unidad fundamental de toda la Iglesia, el ministerio sacerdotal puede ejercerse ahora del modo más apto a la idiosincrasia de cada pueblo. Queda aún mucho camino por recorrer para que el conjunto de las diócesis pueda disponer de suficientes sacerdotes autóctonos, y la presencia de los misioneros extranjeros es aún indispensable” (Carta, 2)

papas juan pablo II juan XXIII
Francisco: “Frente a la tentación de las comunidades de cerrarse en sí mismas… la missio ad gentes testimonia proféticamente que la vida de la Iglesia y de las Iglesias es misión, y es misión universal”.

Comunicado ante la canonización de Juan XXIII y Juan Pablo II el 27 de abril, y las Jornada de Vocaciones Nativas

Written By MISIONES DIOCESANA de CÁDIZ y CEUTA on 26 abr 2014 | 8:00

VOCACIONES NATIVAS "MISIONEROS POR VOCACION"
Comunicado de Anastasio Gil, director nacional 
de Obras Misionales Pontificias de España


Quienes trabajamos de un modo especial en el ámbito de la misión, compartimos, como no podía ser menos, la alegría de toda la Iglesia por la canonización de Juan XXIII y Juan Pablo II. Pero, además, desde la Dirección Nacional de Obras Misionales Pontificias, entendemos que este gran acontecimiento se convierte para nosotros en un desafío y una satisfacción extra. El desafío es seguir la estela misionera que ambos trazaron con su Magisterio y su vida; y la satisfacción es el convencimiento de que en estos dos enamorados de la Iglesia misionera, abierta a la humanidad, contaremos con dos grandes intercesores. La coincidencia del día de la canonización con una de las grandes fechas misioneras para la Iglesia en España, la Jornada de Vocaciones Nativas, nos da pie para ofrecer dos breves pinceladas sobre estos dos nuevos santos que fueron "Misioneros por vocación".

Con sus viajes y sus documentos, especialmente la encíclica Redemptoris missio (1990), Juan Pablo II consiguió hacer visible para todos, creyentes y no creyentes, que el Papa es "el primer misionero". De él recordaremos solo la sencillez con que supo mostrar el lazo que une a los misioneros con las vocaciones sacerdotales y religiosas de los territorios de misión. En su Mensajepara el DOMUND de 1980, tras recordar cómo, incluso "donde se ponen trabas a la predicación de la Palabra, la simple presencia del misionero, con su testimonio de pobreza, de caridad, de santidad, constituye por sí misma una eficaz forma de evangelización", expresaba así su agradecimiento a los misioneros y misioneras: "Con inmensos sacrificios y entre dificultades de todo tipo, esparcen la semilla de la Palabra de la que procede después el desarrollo de la Iglesia y su arraigo en el mundo. Y el fruto más consolador de esta obra heroica e infatigable de los misioneros es el maravilloso florecimiento de jóvenes y fervientes comunidades cristianas, de cuyo humus brotan vocaciones sacerdotales y religiosas, que son la esperanza para el futuro de la Iglesia".

En el caso de Juan XXIII, nuestro recuerdo roza casi lo íntimo del hogar misionero que es esta Dirección Nacional. El Papa del Vaticano II, que trabajó siendo aún sacerdote en Roma en las Obras Misionales Pontificias de 1921 a 1925, fue consagrado obispo el 19 de marzo de este último año. Es emocionante saber que el recordatorio de su consagración episcopal llevaba como imagen la de la Reina de las Misiones. Tan en el corazón llevaba esta advocación de la Virgen que su encíclica Princeps Pastorum (1959) -donde, por cierto, se ocupa de modo muy especial de las vocaciones nativas- es el primer documento misionero pontificio donde se invoca a la Virgen con este título. Pues bien: esa imagen de la Virgen de las Misiones del recordatorio del arzobispo Roncalli, que él mismo rogó que le pintaran las hermanas Franciscanas Misioneras de María de Roma, es la que hoy, ampliada en una estampa antigua, sigue acompañándonos con su presencia maternal en la capilla de la Dirección Nacional de las Obras Misionales Pontificias.

Que nuestros nuevos santos intercesores, junto a la Reina de las Misiones, sigan iluminando el trabajo de los misioneros; el de los sacerdotes, religiosos y religiosas cuya vocación surge en los territorios de misión; y, en definitiva, el de toda la Iglesia, misionera por naturaleza, como afirmó el decreto Ad gentes (1965; cf. n. 2), emanado del Concilio que convocó el Papa Juan.

Anastasio Gil García
Director Nacional de Obras Misionales Pontificias de España





Obras Misionales Pontificias | www.vocacionesnativas.es | 91.590.29.43 - 91.590.35.33 | 
prensa-2@omp.es | comunicamisioneros@omp.es | 
Para más información: Paula Rivas Chéliz - Dora Rivas Fernández

La obediencia del Papa Juan XXIII al “papa rojo”

Written By MISIONES DIOCESANA de CÁDIZ y CEUTA on 25 abr 2014 | 12:40

papa "Juan XXIII"
OMPRESS-MADRID (25-4-14) Dejar la diócesis de Bérgamo para ponerse al frente de la Obra de la Propagación de la Fe, el DOMUND, en Italia, fue “el más decidido acto de obediencia” de la vida de Juan XXIII, y significó para él “un acto de sacrificio”, al tener que separarse de su “diócesis nativa, a la que tanto amaba”, según confesó en varias ocasiones el entonces monseñor Angelo Roncalli.

Pasó así, en 1921, a ser el “director nacional” de las Obras Misionales Pontificias (OMP) en Italia. Le costó tanto, que antes de decidirse, lo consultó con el cardenal Andrea Carlo Ferrari, arzobispo de Milán, quien le aconsejó obedecer al “papa rojo”, como se conocía en aquel momento al Prefecto de Propaganda Fide, la actual Congregación vaticana para la Evangelización de los Pueblos, de la que dependen los 1.103 territorios de misión. Se le llamaba “papa rojo” por tener la responsabilidad de esta gran parte de la Iglesia y vestir de rojo, como cualquier cardenal. “El papa rojo”, le decía el prelado milanés, “es el eco del Papa blanco. Y éste de Dios. No hay más que hablar. Donde Dios llama se va, sin ninguna duda, abandonándose en todo a la amorosa Providencia. Así gozará de una tranquila paz”.

Y a partir de ese momento, su amor a las misiones fue creciendo de tal forma que eligió como recordatorio de su consagración episcopal una imagen de la Virgen Reina de las Misiones, que él mismo había mandado pintar a unas religiosas y en la que pedía su intercesión para conducir a todos los hombres a la “luz del Evangelio” y su ayuda para “las fatigas apostólicas de nuestros misioneros, que están repartidos por todo el mundo para encaminar a los hombres por el camino seguro a la vida eterna”.

El futuro Papa salía de su iglesia local para “una misión de universalidad”, como él mismo la llamó. Sin embargo, ni en su tarea diplomática ni en su servicio en la sede de Pedro, olvidaría nunca la urgencia de la misión. “En mi servicio a la Santa Sede, en Bulgaria, en Turquía, en Grecia, en Francia –sobre todo en Francia, la siempre querida y gloriosa tierra del apostolado misionero−, nada pudo hacerme olvidar nunca el sabroso y sereno gozo del espíritu de aquellos primeros años en los que estuve dedicado a la acción misional”.

En el contexto de la Jornada de Vocaciones Nativas de este domingo 27 de abril, fecha en la que el Papa bueno será proclamado santo, es oportuno recordar que durante los primeros tres años de Pontificado, Juan XXIII había consagrado a 55 nuevos obispos nativos: 6 en la India, 10 en Vietnam, 4 en Formosa, 3 en Australia, 25 en África y uno en cada uno de los siguientes países: Pakistán, Myanmar (entonces, Birmania), Sri Lanka (Ceilán), Tailandia, Japón, Corea e Indonesia.

BECAS de ESTUDIO para VOCACIONES NATIVAS


 
Las  becas de estudio para las vocaciones de los territorios de misión son una modalidad de ayuda a la formación espiritual, académica y pastoral de las vocaciones nativas, que la Obra de San Pedro Apóstol ofrece a quienes quieren ayudar a sostener las necesidades de los seminarios y noviciados de los territorios de misión.


¿Qué tipos de becas existen?
  • Beca completa (2.000 euros) se contribuye a respald
    ar los 6 años de formación de un seminarista.
  • Media beca (1.000 euros) se cubren 3 años de formación de un futuro sacerdote.
  • Un curso (350 euros) se ayuda durante un año académico a un seminarista, novicio o novicia.

¿Quién puede financiar una beca?
  1. Los fieles, individualmente o conjuntamente, creando una beca en su comunidad cristiana.
  2. Los sacerdotes, personalmente o como equipo sacerdotal de un arciprestazgo.
  3. Los seminaristas mayores, solidariamente con sus compañeros más necesitados.
  4. Los monasterios de vida contemplativa, dando desde su pobreza.
  5. Las Hermandades y Cofradías, como forma de hacer partícipes de sus bienes a los más necesitados.

¿Quieres ayudar a las vocaciones con una beca de estudios?
  • Quienes deseen sumarse a esta corriente de cooperación en favor de las Vocaciones Nativas pueden crear una beca de estudios para ayudar a los jóvenes que en los territorios de misión han sido llamados al sacerdocio o a la vida consagrada.

La respuesta generosa no admite demora

BECAS PARA LA FORMACION 

¿CÓMO SE PUEDE COLABORAR con VOCACIONES NATIVAS?

Written By MISIONES DIOCESANA de CÁDIZ y CEUTA on 24 abr 2014 | 8:30

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Durante todo el año, Obras Misionales Pontificias recibe los donativos de las personas que colaboran con la Obra de San Pedro Apóstol para ayudar a las Vocaciones Nativas.

Pueden hacerse donativos a través de las colectas en las parroquias el día de la jornada. También se puede colaborar con herencias y legados o mediante una domiciliación bancaria. Todo estos donativos pueden hacerse a través de la página web:

Otra forma de ayuda permanente son las Becas de estudio, a través de las cuales se puede financiar la formación de un seminarista o novicio, total o parcialmente.
  1. La beca completa, 2000 euros, cubre los seis años de formación de un seminarista. 
  2. La media beca, de 1000 euros, le ayuda durante tres años de estudio. 
  3. Y también existe la posibilidad de cubrir la formación de un curso de de un novicio a través de la donación de 350 euros.
Además de estas ayudas estables, una vez al año, durante la Jornada de Vocaciones Nativas, el último domingo de abril, las colectas de todas las Misas se destinan a esta Campaña.

http://vocacionesnativas.blogspot.com.es/p/becas-formacion.html

Con motivo del centenario de la Obra Pontificia San Pedro Apóstol, el papa Juan Pablo II recordaba la necesidad de una “generosa colaboración de todos los fieles para que sean capaces de dar a los candidatos al sacerdocio la formación adecuada que precisan” y advertía que “el crecimiento del clero nativo podría verse frenado por la insuficiencia de medios económicos de que dispone.

¿QUÉ ES VOCACIONES NATIVAS? Y ¿A QUIÉN AYUDA?

Written By MISIONES DIOCESANA de CÁDIZ y CEUTA on 23 abr 2014 | 8:30



La Jornada de Vocaciones Nativas es un día especial dedicado a la oración y la cooperación económica con los jóvenes que son llamados a la vocación sacerdotal o religiosa en los territorios de misión.

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A través de la Obra Pontificia de San Pedro Apóstol, la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, se ocupa de la formación de alrededor de 73.000 seminaristas y casi 6.000 novicios y novicias en su primer año académico.

El 37,18 % de las circunscripciones en las que se organiza la Iglesia Universal, dependen directamente de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos. Se trata de iglesias implantadas en territorios de misión que todavía no son capaces de mantenerse por sí mismas, y reciben por tanto la ayuda de la Obra Pontificia de San Pedro Apóstol.

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