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"Los misioneros son portadores de la palabra cristiana y servidores de las necesidades humanas", pregón DOMUND

Written By MISIONES DIOCESANA de CÁDIZ y CEUTA on 18 oct 2016 | 9:32

DOMUND, misioneros, pregónLa pregonera, destaca la doble vertiente del misionero


"Es cierto que los misioneros tienen un doble deseo, una doble misión: son portadores de la palabra cristiana y, a la vez, servidores de las necesidades humanas. Es decir, ayudan y evangelizan, y pongo el acento en este último verbo, porque es el que ha sufrido los ataques más furibundos, sobre todo por parte de las ideologías que se sienten incómodas con la solidaridad, cuando se hace en nombre de Cristo. De esta incomodidad atávica, nace el desprecio de muchos."


Disfrutemos de tan profundo e intenso pregón misionero, a continuación, os dejamos el texto completo del mismo:
 


Excelentísimo Sr. Arzobispo Juan José Omella, monseñores, autoridades, amigas y amigos:
Buenas tardes.
No puedo empezar este pregón sin compartir los sentimientos que, en este preciso momento, me tienen el corazón en un puño. Estoy en la Sagrada Familia, donde, como decía el poeta Joan Maragall, se fragua un mundo nuevo, el mundo de la paz. Y estoy aquí porque he recibido el inmerecido honor de ser la pregonera de un grandioso acto de amor que, en nombre de Dios, nos permite creer en el ser humano. Si me disculpan la sinceridad, pocas veces me he sentido tan apelada por la responsabilidad y, al mismo tiempo, tan emocionada por la confianza.
No soy creyente, aunque algún buen amigo me dice que soy la no creyente más creyente que conoce. Pero tengo que ser sincera, porque, aunque me conmueve la espiritualidad que percibo en un lugar santo como este y admiro profundamente la elevada trascendencia que late el corazón de los creyentes, Dios me resulta un concepto huidizo y esquivo. Sin embargo, esta dificultad para entender la divinidad no me impide ver a Dios en cada acto solidario, en cada gesto de entrega y estima al prójimo que realizan tantos creyentes, precisamente porque creen. ¡Qué idea luminosa, qué ideal tan elevado sacude la vida de miles de personas que un día deciden salir de su casa, cruzar fronteras y horizontes, y aterrizar en los lugares más abandonados del mundo, en aquellos agujeros negros del planeta que no salen ni en los mapas! ¡Qué revuelta interior tienen que vivir, qué grandeza de alma deben de tener, mujeres y hombres de fe, qué amor a Dios que los lleva a entregar la vida al servicio de la humanidad! No imagino ninguna revolución más pacífica ni ningún hito más grandioso.
Vivimos tiempos convulsos, que nos han dejado dañados en las creencias, huérfanos de ideologías y perdidos en laberintos de dudas y miedos. Somos una humanidad frágil y asustada que camina en la niebla, casi siempre sin brújula. En este momento de desconcierto, amenazados por ideologías totalitarias y afanes desaforados de consumo y por el vaciado de valores, el comportamiento de estos creyentes, que entienden a Dios como una inspiración de amor y de entrega, es un faro de luz, ciertamente, en la tiniebla.
Hablo de ellos, de los misioneros, y esta palabra tan antigua como la propia fe cristiana -no en vano los cristianos empezaron a salir de su tierra, para ir a la tierra de todos, desde los principios de los tiempos-, esta palabra, decía, ha sido ensuciada muchas veces, arrastrada por el fango del desprecio. Es cierto que los misioneros tienen un doble deseo, una doble misión: son portadores de la palabra cristiana y, a la vez, servidores de las necesidades humanas. Es decir, ayudan y evangelizan, y pongo el acento en este último verbo, porque es el que ha sufrido los ataques más furibundos, sobre todo por parte de las ideologías que se sienten incómodas con la solidaridad, cuando se hace en nombre de Cristo. De esta incomodidad atávica, nace el desprecio de muchos.
Es evidente que las críticas históricas a determinadas prácticas en nombre de la evangelización son pertinentes y necesarias. Estoy convencida, leyendo el Nuevo Testamento, de que el mismo Jesús las rechazaría. Pero no estamos en la Edad Media, ni hace siglos, cuando, en nombre del Dios cristiano, se perpetraron acciones poco cristianas. Desgraciadamente, el nombre de todos los dioses se usa en vano para hacer el mal, y este hecho tan humano tiene muy poco que ver con la idea trascendente de la divinidad. Pero, al mismo tiempo, hay que poner en valor la entrega de miles y miles de cristianos que, a lo largo de los siglos, han hecho un trabajo de evangelización, convencidos de que difundir los valores fraternales, la humildad, la entrega, la paz, el diálogo, difundir, pues, los valores del mensaje de Jesús, era bueno para la humanidad. Si es pertinente hacer proselitismo político, cuando quien lo hace cree que defiende una ideología que mejorará el mundo, ¿por qué no ha de ser pertinente llevar la palabra de un Dios luminoso y bondadoso, que también aspira a mejorar el mundo? ¿Por qué, me pregunto -y es una pregunta retórica-, hacer propaganda ideológica es correcto, y evangelizar no lo es? Es decir, ¿por qué ir a ayudar al prójimo es correcto cuando se hace en nombre de un ideal terrenal, y no lo es cuando se hace en nombre de un ideal espiritual? Y me permito la osadía de responder: porque los que lo rechazan lo hacen también por motivos ideológicos y no por posiciones éticas.
Quiero decir, pues, desde mi condición de no creyente: la misión de evangelizar es, también, una misión de servicio al ser humano, sea cual sea su condición, identidad, cultura, idioma..., porque los valores cristianos son valores universales que entroncan directamente con los derechos humanos. Por supuesto, me refiero a la palabra de Dios como fuente de bondad y de paz, y no al uso de Dios como idea de poder y de imposición. Pero, con esta salvedad pertinente, el mensaje cristiano, especialmente en un tiempo de falta de valores sólidos y trascendentes, es una poderosa herramienta, transgresora y revolucionaria; la revolución del que no quiere matar a nadie, sino salvar a todos.
Permítanme que lo explicite una manera gráfica: si la humanidad se redujera a una isla con un centenar de personas, sin ningún libro, ni ninguna escuela, ni ningún conocimiento, pero se hubiera salvado el texto de los Diez Mandamientos, podríamos volver a levantar la civilización moderna. Todo está allí: amarás al prójimo como a ti mismo, no robarás, no matarás, no hablarás en falso...; ¡la salida de la jungla, el ideal de la convivencia! De hecho, si me disculpan la broma, solo sería necesario que los políticos aplicaran las leyes del catecismo para que no hubiera corrupción ni falsedad ni falta de escrúpulos. El catecismo, sin duda, es el programa político más sólido y fiable que podamos imaginar.
Y de la idea menospreciada, criticada y tan a menudo rechazada de la evangelización, a otro concepto igualmente demonizado: el concepto de la caridad. ¿Cuántas personas de bien que se sienten implicadas en la idea progresista de la solidaridad, y alaban las bondades indiscutibles que la motivan, no soportan, en cambio, el concepto de la caridad cristiana? Y uso el término con todas sus letras: caridad cristiana, consciente de cómo molesta esa motivación en determinados ambientes ideológicos. Sin embargo, esta idea, que personalmente encuentro luminosa, pero que otros consideran paternalista e incluso prepotente, ha sido el sentimiento que ha motivado a millones de cristianos, a lo largo de los siglos, a servir a los demás. Y cuando hablamos de los demás, hablamos de servir a los desarraigados, a los olvidados, a los perdidos, a los marginados, a los enfermos, a los invisibles. ¡Quiénes somos nosotros, gente acomodada en nuestra feliz ética laica, para poner en cuestión la moral religiosa, que tanto bien ha hecho a la humanidad! La caridad cristiana ha sido el sentimiento pionero que ha sacudido la conciencia de muchos creyentes, decididos a entregar la vida propia para mejorar la vida de todos.
Y no me refiero solo a los misioneros actuales, a los más de quinientos catalanes, o a los casi trece mil de todo el Estado, repartidos por todo el mundo, allí donde hay necesidad más extrema, sino también a aquellos lejanos cristianos que, por amor a su fe, protagonizaron gestas heroicas. ¿Qué podemos decir, por ejemplo, de los mercedarios que se intercambiaban por personas que estaban presas en tierras musulmanas, como acto sublime de sacrificio propio, en favor de los demás? El mismo ideal espiritual que motivaba a san Serapión a ir hasta el Magreb, entrar en la prisión de un sultán y liberar a un desconocido, convencido de que aquel acto de amor era un tributo a Dios, es el que motivó a Isabel Solà Matas, una joven enfermera catalana, perteneciente a la Congregación de Jesús-María, a estar dieciocho años en Guinea y ocho en Haití, hasta que fue asesinada. Durante todos estos años de entrega, dejó su estela de bondad y servicio, y, gracias a ella, por ejemplo, existe ahora el Proyecto Haití, un centro de atención y rehabilitación de mutilados que fabrica prótesis para los haitianos que no tienen recursos. La conocían como «la monja de los pies», porque, gracias a ella, muchos haitianos pobres habían tenido una segunda oportunidad. Casi ochocientos años separaban a san Serapión de Isabel Solà, y, en ocho siglos, el mismo alto ideal de servicio y entrega los motivaba, empujados por la creencia en un Dios de amor.
Y como Isabel, tantos otros misioneros, monjas, curas y seglares, muertos en cualquier rincón del mundo, asesinados, abatidos por virus terribles, caídos en las guerras de la oscuridad. Cómo no recordar al hermano Manuel García Viejo, miembro de la Orden de San Juan de Dios, que, después de 52 años dedicados a la medicina en África, se infectó del ébola en Sierra Leona y murió. O a su compañero de Orden Miguel Pajares, que desde los doce años dedicaba su vida a los más pobres y que regentaba un hospital en una de las zonas de Liberia más castigadas por el virus. Todos ellos, caídos en el servicio a la humanidad, motivados por su fe religiosa y por la bondad de su alma. Isabel, Manuel, Miguel son la metáfora de lo que significa el ideal del misionero: el de amar sin condiciones, ni concesiones. Si Dios es el responsable de tal entrega completa, de tal sentimiento poderoso que atraviesa montañas, identidades, idiomas, culturas, religiones y fronteras, para aterrizar en el corazón mismo del ser humano, si Dios motiva tal viaje extraordinario, cómo no querer que esté cerca de nosotros, incluso cerca de aquellos que no conocemos el idioma para hablarle.
Decía Isabel Solà en 2011, en un vídeo-blog para pedir ayuda para su centro de prótesis: «Os preguntaréis cómo puedo seguir viviendo en Haití, entre tanta pobreza y miseria, entre terremotos, huracanes, inundaciones y cólera. Lo único que podría decir es que Haití es ahora el único lugar donde puedo estar y curar mi corazón. Haití es mi casa, mi familia, mi trabajo, mi sufrimiento y mi alegría, y mi lugar de encuentro con Dios».
No encuentro palabras más intensas para describir la fuerza grandiosa del amor. He dicho al inicio de este pregón que no soy creyente en Dios, y esta afirmación es tan sincera como, seguramente, triste. ¡Estamos tan solos ante la muerte los que no tenemos a Dios por compañía! Pero soy una creyente ferviente de todos estos hombres y mujeres que, gracias a Dios, nos dan intensas lecciones de vida, apóstoles infatigables de la creencia en la humanidad. El papa Francisco ha pedido, en su Mensaje para este DOMUND, que los cristianos «salgan» de su tierra y lleven su mensaje de entrega, pero no porque los obliga una guerra o el hambre o la pobreza o la desdicha, como tantas víctimas hay en el mundo, sino porque los motiva el sentido de servicio y la fe trascendente. Es un viaje hacia el centro de la humanidad. Esta llamada nos interpela a todos: a los creyentes, a los agnósticos, a los ateos, a los que sienten y a los que dudan, a los que creen y a los que niegan, o no saben, o querrían y no pueden. Las misiones católicas son una ingente fuerza de vida, un inmenso ejército de soldados de la paz, que nos dan esperanza a la humanidad, cada vez que parece perdida.
Solo puedo decir: gracias por la entrega, gracias por la ayuda, gracias por el servicio; gracias, mil gracias, por creer en un Dios de luz, que nos ilumina a todos. 
Pilar Rahola>

¿Qué hace Dios por los que sufren?

Written By MISIONES DIOCESANA de CÁDIZ y CEUTA on 13 oct 2016 | 12:55

https://www.youtube.com/watch?v=XuregSGnNig

Vídeo de Obras Misionales Pontificias España para la Jornada del DOMUND que este año se celebra bajo el lema "SAL DE TU TIERRA".


En el vídeo del DOMUND de este año un niño habla con su abuela sobre el sentido de la creación.
Pronto surge un interrogante que, seguramente tú también te habrás planteado alguna vez. ¿Por qué Dios no hace nada por los que sufren?

Es la respuesta a esa pregunta la que convierte este vídeo en una oportunidad para cualquier cristiano de plantearse su vocación misionera, sea aquí, en el propio ambiente y en las propias circunstancias, sea partiendo a la misión, como invita el lema de este año "Sal de tu tierra".

Este es el vídeo del DOMUND 2016 ¡Compártelo con todos!

Nos preparamos para vivir intensamente Octubre Misionero: "Sal de tu Tierra".

Written By MISIONES DIOCESANA de CÁDIZ y CEUTA on 27 sept 2016 | 8:00

Nos acercamos al mes misionero por excelencia, Octubre, con varias acciones previas en septiembre.


En San Fernando, oraremos por los misioneros, a las 19:30 hs. en el Monasterio de la stma. Trinidad de las Hermanas Carmelitas Descalzas el 27 de septiembre.

El 28 de septiembre, miércoles, el Director diocesano, Juan Piña, asistirá al Secretariado para la Propagación de la Fe en Madrid en la sede de Obras Misionales Pontificias (OMP), con un intenso Orden del Día. 

El jueves, 29 de septiembre, nos reuniremos para preparar la Vigilia de la Luz. Lo haremos en la Parroquia Ntra. Sra. del Rosario en Cádiz a las 18'30 hs.

Durante la semana se seguirá entregando el material para la Jornada de DOMUND 2016: "Sal de tu Tierra". Esperando quede todo entregado entre la presente semana y la primera de octubre.
  
El sábado, 1 de octubre, como sabéis se celebra Santa Teresa de Lisieux, patrona de las misiones.
En esta ocasión el secretariado diocesano de misiones de Cádiz se sumará a la celebración de la Eucaristía en el Monasterio de las Carmelitas Descalzas de Cádiz, a las 12,30 hs.
Os animamos a participar en esta celebración misionera.

El martes, 4 de octubre, san Francisco de Asís, celebraremos las Vísperas en el Monasterio del Corpus Christi y san José (Cádiz), junto a las Carmelitas Descalzas, por los misioneros diocesanos.

La Formación Misionera, dirigida por José Luis Sibón, nos espera el jueves 6 de octubre, de 18'00 hs. a 19'30 hs.

Las Hnas. Concepcionistas Franciscanas, nos acogerán el 19 de octubre para rezar por los misioneros diocesanos, en el Monasterio de Ntra. Sra. de la Piedad (Cádiz).

Tendremos una quedada Twitera, el jueves 20 de octubre, de 21'30 hs. a 22'30 hs. Se comunicará el # correspondiente próximo a la fecha de su celebración. Atentos a las Redes Sociales.

La Vigilia de la Luz, la celebraremos, como secretariado diocesano, en la Parroquia de la Asunción de Ntra. Sra. en Cádiz, el viernes 21 de octubre.

El Domingo, 23 de octubre, DOMUND: SAL DE TU TIERRA. Intensamente, viviremos el Domingo Mundial de las Misiones. Los recursos AQUÍ Y, el vídeo en este enlace: "DIOS TE HIZO A TI".

El último martes del mes, 25 de octubre, rezaremos por los misioneros diocesanos, en el Monasterio de la Stma. Trinidad en San Fernando, junto a las Hnas Carmelitas Descalzas y el grupo de la Parroquia de El Buen Pastor (Sagrados Corazones). 

Concluirá el mes, con la celebración del Consejo diocesano de Misiones, el sábado 29 de octubre.

"Dios te hizo a ti", vídeo Jornada DOMUND 2016 "SAL DE TU TIERRA"

Written By Pepe on 23 sept 2016 | 13:09

Misiones, OMP, misioneros, DOMUND 2016El próximo 23 de octubre celebramos la Jornada de Propagación de la Fe, DOMUND.

 

Podemos tener acceso a todo el material en RECURSOS MATERIALES

Ahora podemos también degustar el Vídeo de la Jornada:





¿Dios no hace nada?

Dios te hizo a ti muestra un diálogo entre nieto y abuela sobre el sentido de la creación y el interrogante sobre el origen del mal. El nieto –ya misionero– responde a la llamada de Dios saliendo de su tierra y transformándose él mismo en respuesta a su pregunta inicial. Este vídeo reúne los elementos necesarios para ayudar al desarrollo de los Guiones de formación misionera editados por OMP para esta Jornada (niños, 8-10 años; adolescentes, 11-14 años; jóvenes, 15 años en adelante). Tanto el vídeo como los Guiones y otros materiales pueden descargarse en la web de OMP y compartirse a través de las redes sociales. 


La respuesta del misionero

Como complemento al vídeo Dios te hizo a ti, en su versión extendida se han añadido algunas pinceladas sobre la actividad misionera de la Iglesia. El propio protagonista, que ha salido de su tierra para ir a la misión, presenta cómo Dios se sirve de él –y del resto de misioneros repartidos por el mundo– para hacer presente su amor a los hombres. El contenido de esta narrativa puede ser fuente de información y de diálogo para el catequista, monitor o profesor con el grupo, en especial con los más pequeños, de modo que los destinatarios descubran que la "salida" del misionero de su tierra ha sido fecunda y que Dios hace el bien a través de los hombres y mujeres que entregan su vida a la misión. Como ellos, también cada uno de los fieles cristianos está llamado a hacer presente el amor de Dios. 

Recursos materiales para la Jornada DOMUND 2016: "SAL DE TU TIERRA"

Written By MISIONES DIOCESANA de CÁDIZ y CEUTA on 15 sept 2016 | 17:37

Misiones, misioneros, DOMUND 2016, Propagación de la Fe

Este año, Obras Misionales Pontificias (OMP), pone a nuestra disposición una página con los Recursos Materiales agrupados.


La Responsable nacional, Ana Fernández, nos comunica que ha "creado una página que engloba a todos los materiales del Domund y desde ella se pueden descargar todos, también los que se han editado en catalán."


Así mismo, nos traslada  "que no falta ninguno a excepción del vídeo Domund 2016 que podrá descargarse desde la página principal del DOMUND y también desde aquí cuando esté disponible."

Por último, nos deja el correspondiente enlace de acceso a susodicha página de Recursos:



En ella, como se puede observar, podemos tener acceso a cuantos materiales son editados para la Jornada de la Propagación de la Fe (DOMUND) 2016.








Tambíen tenemos acceso al Cartel de "Iglesia en Misión", correspondiente a septiembre/octubre, denominado OCTUBRE MISIONERO.

Esperamos os sirvan todos estos materiales para animar a la misión "ad gentes" y apoyar a los mas de 13.000 misioneros españoles.

Seamos conscientes de la misión evangelizadora, papa Francisco.

Written By MISIONES DIOCESANA de CÁDIZ y CEUTA on 2 sept 2016 | 13:02


intención misionera papa Francisco, misionesOMPRESS-ROMA (30-08-16) Para que los cristianos, participando en los sacramentos y meditando la Sagrada Escritura lleguen a ser siempre más conscientes de su misión evangelizadora. Esta es la intención misionera o por la evangelización que propone el Papa Francisco para el mes de septiembre.

El mismo Papa les decía a los jóvenes, reunidos el pasado 28 de julio en Cracovia con motivo de la JMJ: “Quien acoge a Jesús, aprende a amar como Jesús. Entonces él nos pregunta si queremos una vida plena. Y yo en su nombre les pregunto: ustedes, ¿ustedes quieren una vida plena? Empieza desde este momento por dejarte conmover. Porque la felicidad germina y aflora en la misericordia: esa es su respuesta, esa es su invitación, su desafío, su aventura: la misericordia. La misericordia tiene siempre rostro joven; como el de María de Betania sentada a los pies de Jesús como discípula, que se complace en escucharlo porque sabe que ahí está la paz. Como el de María de Nazareth, lanzada con su «sí» a la aventura de la misericordia, y que será llamada feliz por todas las generaciones, llamada por todos nosotros «la Madre de la Misericordia». Invoquémosla todos juntos. Todos: María, Madre de la Misericordia.

Entonces, todos juntos, le pedimos al Señor ‒cada uno repita en silencio en su corazón‒: Señor lánzanos a la aventura de la misericordia. Lánzanos a la aventura de construir puentes y derribar muros (cercos y alambradas), lánzanos a la aventura de socorrer al pobre, al que se siente solo y abandonado, al que ya no le encuentra sentido a su vida. Lánzanos a acompañar a aquellos que no te conocen y a decirles lentamente y con mucho respeto tu Nombre, el porqué de mi fe. Impúlsanos a la escucha, como María de Betania, de quienes no comprendemos, de los que vienen de otras culturas, otros pueblos, incluso de aquellos a los que tememos porque creemos que pueden hacernos daño. Haznos volver nuestro rostro, como María de Nazareth con Isabel, que volvamos nuestras miradas a nuestros ancianos, a nuestros abuelos, para aprender de su sabiduría”.


Nueva fecha para la Formación Misionera: 15 de septiembre.

Written By MISIONES DIOCESANA de CÁDIZ y CEUTA on 31 ago 2016 | 10:05

Se comunica cambio en la fecha prevista para la formación misionera, del día 1 pasa al 15 de septiembre.


Al haber comunicado un grupo importante, de asiduos participantes, su imposibilidad de acudir a la Formación Misionera prevista para el 1 de septiembre, el Director de la Formación ha decidido posponerla para el 15 de septiembre, también jueves, y a la misma hora, seis de la tarde.

Los contenidos previstos para la misma se mantienen.

Así, José Luis Sibón, propone para esta primera reunión, que la Jornada DOMUND 2016, y su lema: SAL DE TU TIERRA, formen parte sustancial de la misma. Además de para compartir lo que Dios nos ha ofrecido en este tiempo y lo que nosotros hemos ofrecido al mundo. También, el intercambio de ideas en orden al DOMUND, el Octubre Misionero y nuestra participación en la delegación, en la parroquia, en el movimiento, etc.. serán temas para este primer encuentro.
Os facilitarmos al acceso de la carpeta nº 6 Retos para la Misión de hoy, de OBRAS MISIONALES PONTIFICIAS, ya que será la base del curso de Formación misionera 2016-2017. Donde se ofrecen pistas interesantes para nuestro actuar cristiano.
A esta reunión de principio de curso, José Luis Sibón, nos anima a invitar a todas las personas que conocemos interesadas en estos temas y con las que hemos compartido nuestras inquietudes.
Nos vemos el próximo jueves, día 15 de septiembre, a las seis de la tarde en el Obispado de Cádiz (c/Hospital de Mujeres, 26).
Hasta entonces.

Septiembre misionero en el Secretariado de Misiones de Cádiz y Ceuta.

Written By MISIONES DIOCESANA de CÁDIZ y CEUTA on 25 ago 2016 | 8:30

https://scontent-lhr3-1.xx.fbcdn.net/v/t1.0-9/14102664_10205145319552174_8433334665555174468_n.jpg?oh=846635b74a41e3a6e0fc88961d75861a&oe=585EC655En plena faena para DOMUND 2016 "SAL DE TU TIERRA",  el Secretariado ya mira al mes de septiembre.

 

Se empezará el día 15 de septiembre (fecha rectificada), jueves, con la Formacion Misionera, dirigida por el Pbro. José Luís Sibón Galindo. Nos invita a participar en la Formación para el presente curso 2016-2017. Así mismo nos avanza que se tratará el Mensaje del Papa y el lema del DOMUND 2016. Y se presentará la Carpeta nº 6, "Retos para la Misión de hoy", base para la formación mensual, en la que se "ofrecen pistas interesantes para nuestro actuar cristiano". 

Nos espera a todos el próximo jueves, 15 de septiembre, a las 18'00hs. en el Secretariado diocesano de Misiones, en c/ Hospital de Mujeres (Obispado de Cádiz).

El martes 6, en el Monasterio del Corpus Christi y san José (Cádiz); el 19, viernes, en el Monasterio de Ntra. Sra. de la Piedad (Cádiz), y el martes 30, en el Monasterio de la Stma. Trinidad (San Fernando), se rezará por los misioneros diocesanos.

En el mes de agosto la intención evangelizadora del papa Francisco es Vivir el Evangelio: "Para que los cristianos vivan la exigencia del Evangelio dando testimonio de fe, honestidad y amor al prójimo.

Ya vemos que las actividades misioneras empiezan a calentar motores. El 30 de septiembre, además, tendremos presente a santa Teresa de Lisieux ya que ese día falleció, aunque su día de celebración es el 1 de octubre.

https://scontent-lhr3-1.xx.fbcdn.net/v/t1.0-9/14064039_10205145319592175_2911094885075977419_n.jpg?oh=3282cbd6c91539645d5bf1bec8602668&oe=5849B461Podemos unirnos, a cuantas posibilidades aquí se nos ofrecen, y también invitar a cuantos consideremos a orar por los misioneros. Acudiendo a la oferta presentada y que será ampliada o también desde nuestros respectivos lugares, como hacen muchos enfermos misioneros.

Os facilitamos el tríptico que Obras Misionales Pontificias facilita para la ocasión. (pincha sobre la foto y se te abrirá el tríptico)

Por último, tenemos la feliz noticia de que varios jóvenes diocesanos han tenido experiencia de #VeranoMision. Vivencias junto a inmigrantes y damnificados por el terremoto en Ecuador. Esperemos pronto poder compartir de cuanto han recibido.

Seguimos en contacto por las Redes Sociales.

Revista Misioneros de verano 2016

Written By MISIONES DIOCESANA de CÁDIZ y CEUTA on 17 ago 2016 | 8:55

Papa Francisco, Revista Misioneros
El director de la Revista Misioneros, Alfonso Blas, nos remite una introducción a la Revista de verano.

El decimocuarto viaje internacional del pontificado ha conducido al papa Francisco al Cáucaso, concretamente a Armenia, “la primera nación cristiana”. A este asunto dedica sus páginas centrales la revista Misioneros de verano. En las pocas más de 50 horas que ha durado la visita –la primera etapa de un periplo que a finales de septiembre le llevará también a los países vecinos de Georgia y Azerbaiyán-, Francisco ha ofrecido un sentido tributo a las víctimas del que fue el primer genocidio del siglo XX y que se cobró la vida de entre 1,2 y 1,5 millones de personas de esta nación. “Rindo homenaje –dijo el Papa- al pueblo armenio, que, iluminado por la luz del Evangelio, incluso en los momentos más trágicos de su historia, siempre ha encontrado en la cruz y la resurrección de Cristo la fuerza para levantarse de nuevo y reemprender el camino con dignidad”. Durante la estancia, el Santo Padre también ha tenido la oportunidad de estrechar lazos con la Iglesia apostólica armenia, a la que pertenece el 95% de los tres millones de habitantes del país.

Perú y las elecciones que el pasado 5 de junio han tenido lugar en el país andino son el tema que la revista Misioneros aborda en el reportaje de su sección “Primer Plano”. Unos comicios que han sido los más reñidos de cuantos ha vivido la nación en toda su historia. 42.597 papeletas, de un total de 17,1 millones, son las que han dado la victoria a Pedro Pablo Kuczynski (Peruanos por el Kambio, PKK) sobre Keiko Fujimori (Fuerza Popular). El nuevo presidente tiene de peruano lo justo. De hecho, es considerado un “gringo simpático” por gran parte de la población. La corrupción y la inseguridad serán los dos grandes retos a afrontar por Kuczynski.

OMP, Revista MisionerosLa sección “Iglesia a fondo” de Misioneros está dedicada a la Pontificia Unión Misional (PUM); la más joven de las Obras Misionales que, sin embargo, celebrará el 31 de octubre de este 2016 su más redondo cumpleaños, su primer siglo: ¡100 años de vida! Hoy, la PUM, que surgió para animar a los animadores, para ser el despertador de la conciencia misionera, continúa realizando un esfuerzo constante de sensibilización entre los sacerdotes, religiosos, religiosas y animadores de las comunidades cristianas, para que el ideal misionero se traduzca en formas adecuadas de pastoral y catequesis.

La revista Misioneros completa su oferta informativa con una interesante entrevista a un misionero en China o el testimonio del primer sacerdote nativo de Mongolia. Sin olvidar sus habituales secciones de “Cultura”, “Carismas Misioneros”, “Tribuna”, “Editorial”…

MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO PARA LA XXXI JORNADA MUNDIAL DE LA JUVENTUD 2016

Written By Pepe on 22 jul 2016 | 12:08

OMP, Papa Francisco, JMJ Cracovia 2106,

«Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia» (Mt 5,7)


Queridos jóvenes:

Hemos llegado ya a la última etapa de nuestra peregrinación a Cracovia, donde el próximo año, en el mes de julio, celebraremos juntos la XXXI Jornada Mundial de la Juventud. En nuestro largo y arduo camino nos guían las palabras de Jesús recogidas en el “sermón de la montaña”. Hemos iniciado este recorrido en 2014, meditando juntos sobre la primera de las Bienaventuranzas: «Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos» (Mt 5,3). Para el año 2015 el tema fue «Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios» (Mt 5,8). En el año que tenemos por delante nos queremos dejar inspirar por las palabras: «Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia» (Mt 5,7).

1. El Jubileo de la Misericordia
Con este tema la JMJ de Cracovia 2016 se inserta en el Año Santo de la Misericordia, convirtiéndose en un verdadero Jubileo de los Jóvenes a nivel mundial. No es la primera vez que un encuentro internacional de los jóvenes coincide con un Año jubilar. De hecho, fue durante el Año Santo de la Redención (1983/1984) que San Juan Pablo II convocó por primera vez a los jóvenes de todo el mundo para el Domingo de Ramos. Después fue durante el Gran Jubileo del Año 2000 en que más de dos millones de jóvenes de unos 165 países se reunieron en Roma para la XV Jornada Mundial de la Juventud. Como sucedió en estos dos casos precedentes, estoy seguro de que el Jubileo de los Jóvenes en Cracovia será uno de los momentos fuertes de este Año Santo.
Quizás alguno de ustedes se preguntará: ¿Qué es este Año jubilar que se celebra en la Iglesia? El texto bíblico del Levítico 25 nos ayuda a comprender lo que significa un “jubileo” para el pueblo de Israel: Cada cincuenta años los hebreos oían el son de la trompeta (jobel) que les convocaba (jobil) para celebrar un año santo, como tiempo de reconciliación (jobal) para todos. En este tiempo se debía recuperar una buena relación con Dios, con el prójimo y con lo creado, basada en la gratuidad. Por ello se promovía, entre otras cosas, la condonación de las deudas, una ayuda particular para quien se empobreció, la mejora de las relaciones entre las personas y la liberación de los esclavos.
Jesucristo vino para anunciar y llevar a cabo el tiempo perenne de la gracia del Señor, llevando a los pobres la buena noticia, la liberación a los cautivos, la vista a los ciegos y la libertad a los oprimidos (cfr. Lc 4,18-19). En Él, especialmente en su Misterio Pascual, se cumple plenamente el sentido más profundo del jubileo. Cuando la Iglesia convoca un jubileo en el nombre de Cristo, estamos todos invitados a vivir un extraordinario tiempo de gracia. La Iglesia misma está llamada a ofrecer abundantemente signos de la presencia y cercanía de Dios, a despertar en los corazones la capacidad de fijarse en lo esencial. En particular, este Año Santo de la Misericordia «es el tiempo para que la Iglesia redescubra el sentido de la misión que el Señor le ha confiado el día de Pascua: ser signo e instrumento de la misericordia del Padre» (Homilía en las Primeras Vísperas del Domingo de la Divina Misericordia, 11 de abril de 2015).

2. Misericordiosos como el Padre
El lema de este Jubileo extraordinario es: «Misericordiosos como el Padre» (cfr. Misericordiae Vultus, 13), y con ello se entona el tema de la próxima JMJ. Intentemos por ello comprender mejor lo que significa la misericordia divina.
El Antiguo Testamento, para hablar de la misericordia, usa varios términos; los más significativos son los de hesed y rahamim. El primero, aplicado a Dios, expresa su incansable fidelidad a la Alianza con su pueblo, que Él ama y perdona eternamente. El segundo, rahamim, se puede traducir como “entrañas”, que nos recuerda en modo particular el seno materno y nos hace comprender el amor de Dios por su pueblo, como es el de una madre por su hijo. Así nos lo presenta el profeta Isaías: «¿Se olvida una madre de su criatura, no se compadece del hijo de sus entrañas? ¡Pero aunque ella se olvide, yo no te olvidaré!» (Is 49,15). Un amor de este tipo implica hacer espacio al otro dentro de uno, sentir, sufrir y alegrarse con el prójimo.
En el concepto bíblico de misericordia está incluido lo concreto de un amor que es fiel, gratuito y sabe perdonar. En Oseas tenemos un hermoso ejemplo del amor de Dios, comparado con el de un padre hacia su hijo: «Cuando Israel era niño, yo lo amé, y de Egipto llamé a mi hijo. Pero cuanto más los llamaba, más se alejaban de mí; […] ¡Y yo había enseñado a caminar a Efraím, lo tomaba por los brazos! Pero ellos no reconocieron que yo los cuidaba. Yo los atraía con lazos humanos, con ataduras de amor; era para ellos como los que alzan a una criatura contra sus mejillas, me inclinaba hacia él y le daba de comer» (Os 11,1-4). A pesar de la actitud errada del hijo, que bien merecería un castigo, el amor del padre es fiel y perdona siempre a un hijo arrepentido. Como vemos, en la misericordia siempre está incluido el perdón; ella «no es una idea abstracta, sino una realidad concreta con la cual Él revela su amor, que es como el de un padre o una madre que se conmueven en lo más profundo de sus entrañas por el propio hijo. […] Proviene desde lo más íntimo como un sentimiento profundo, natural, hecho de ternura y compasión, de indulgencia y de perdón» (Misericordiae Vultus, 6).
El Nuevo Testamento nos habla de la divina misericordia (eleos) como síntesis de la obra que Jesús vino a cumplir en el mundo en el nombre del Padre (cfr. Mt 9,13). La misericordia de nuestro Señor se manifiesta sobre todo cuando Él se inclina sobre la miseria humana y demuestra su compasión hacia quien necesita comprensión, curación y perdón. Todo en Jesús habla de misericordia, es más, Él mismo es la misericordia.
En el capítulo 15 del Evangelio de Lucas podemos encontrar las tres parábolas de la misericordia: la de la oveja perdida, de la moneda perdida y aquélla que conocemos como la del “hijo pródigo”. En estas tres parábolas nos impresiona la alegría de Dios, la alegría que Él siente cuando encuentra de nuevo al pecador y le perdona. ¡Sí, la alegría de Dios es perdonar! Aquí tenemos la síntesis de todo el Evangelio. «Cada uno de nosotros es esa oveja perdida, esa moneda perdida; cada uno de nosotros es ese hijo que ha derrochado la propia libertad siguiendo ídolos falsos, espejismos de felicidad, y ha perdido todo. Pero Dios no nos olvida, el Padre no nos abandona nunca. Es un padre paciente, nos espera siempre. Respeta nuestra libertad, pero permanece siempre fiel. Y cuando volvemos a Él, nos acoge como a hijos, en su casa, porque jamás deja, ni siquiera por un momento, de esperarnos, con amor. Y su corazón está en fiesta por cada hijo que regresa. Está en fiesta porque es alegría. Dios tiene esta alegría, cuando uno de nosotros pecadores va a Él y pide su perdón» (Ángelus, 15 de septiembre de 2013).
La misericordia de Dios es muy concreta y todos estamos llamados a experimentarla en primera persona. A la edad de diecisiete años, un día en que tenía que salir con mis amigos, decidí pasar primero por una iglesia. Allí me encontré con un sacerdote que me inspiró una confianza especial, de modo que sentí el deseo de abrir mi corazón en la Confesión. ¡Aquel encuentro me cambió la vida! Descubrí que cuando abrimos el corazón con humildad y transparencia, podemos contemplar de modo muy concreto la misericordia de Dios. Tuve la certeza que en la persona de aquel sacerdote Dios me estaba esperando, antes de que yo diera el primer paso para ir a la iglesia. Nosotros le buscamos, pero es Él quien siempre se nos adelanta, desde siempre nos busca y es el primero que nos encuentra. Quizás alguno de ustedes tiene un peso en el corazón y piensa: He hecho esto, he hecho aquello… ¡No teman! ¡Él les espera! Él es padre: ¡siempre nos espera! ¡Qué hermoso es encontrar en el sacramento de la Reconciliación el abrazo misericordioso del Padre, descubrir el confesionario como lugar de la Misericordia, dejarse tocar por este amor misericordioso del Señor que siempre nos perdona!
Y tú, querido joven, querida joven, ¿has sentido alguna vez en ti esta mirada de amor infinito que, más allá de todos tus pecados, limitaciones y fracasos, continúa fiándose de ti y mirando tu existencia con esperanza? ¿Eres consciente del valor que tienes ante Dios que por amor te ha dado todo? Como nos enseña San Pablo, «la prueba de que Dios nos ama es que Cristo murió por nosotros cuando todavía éramos pecadores» (Rom 5,8). ¿Pero entendemos de verdad la fuerza de estas palabras?
Sé lo mucho que ustedes aprecian la Cruz de las JMJ – regalo de San Juan Pablo II – que desde el año 1984 acompaña todos los Encuentros mundiales de ustedes. ¡Cuántos cambios, cuántas verdaderas y auténticas conversiones surgieron en la vida de tantos jóvenes al encontrarse con esta cruz desnuda! Quizás se hicieron la pregunta: ¿De dónde viene esta fuerza extraordinaria de la cruz? He aquí la respuesta: ¡La cruz es el signo más elocuente de la misericordia de Dios! Ésta nos da testimonio de que la medida del amor de Dios para con la humanidad es amar sin medida! En la cruz podemos tocar la misericordia de Dios y dejarnos tocar por su misericordia. Aquí quisiera recordar el episodio de los dos malhechores crucificados junto a Jesús. Uno de ellos es engreído, no se reconoce pecador, se ríe del Señor; el otro, en cambio, reconoce que ha fallado, se dirige al Señor y le dice: «Jesús, acuérdate de mí cuando vengas a establecer tu Reino». Jesús le mira con misericordia infinita y le responde: «Hoy estarás conmigo en el Paraíso» (cfr. Lc 23,32.39-43). ¿Con cuál de los dos nos identificamos? ¿Con el que es engreído y no reconoce sus errores? ¿O quizás con el otro que reconoce que necesita la misericordia divina y la implora de todo corazón? En el Señor, que ha dado su vida por nosotros en la cruz, encontraremos siempre el amor incondicional que reconoce nuestra vida como un bien y nos da siempre la posibilidad de volver a comenzar.

3. La extraordinaria alegría de ser instrumentos de la misericordia de Dios
La Palabra de Dios nos enseña que «la felicidad está más en dar que en recibir» (Hch 20,35). Precisamente por este motivo la quinta Bienaventuranza declara felices a los misericordiosos. Sabemos que es el Señor quien nos ha amado primero. Pero sólo seremos de verdad bienaventurados, felices, cuando entremos en la lógica divina del don, del amor gratuito, si descubrimos que Dios nos ha amado infinitamente para hacernos capaces de amar como Él, sin medida. Como dice San Juan: «Queridos míos, amémonos los unos a los otros, porque el amor procede de Dios, y el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. El que no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor. […] Y este amor no consiste en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó primero, y envió a su Hijo como víctima propiciatoria por nuestros pecados. Queridos míos, si Dios nos amó tanto, también nosotros debemos amarnos los unos a los otros» (1 Jn 4,7-11).
Después de haberles explicado a ustedes en modo muy resumido cómo ejerce el Señor su misericordia con nosotros, quisiera sugerirles cómo podemos ser concretamente instrumentos de esta misma misericordia hacia nuestro prójimo.
Me viene a la mente el ejemplo del beato Pier Giorgio Frassati. Él decía: «Jesús me visita cada mañana en la Comunión, y yo la restituyo del mísero modo que puedo, visitando a los pobres». Pier Giorgio era un joven que había entendido lo que quiere decir tener un corazón misericordioso, sensible a los más necesitados. A ellos les daba mucho más que cosas materiales; se daba a sí mismo, empleaba tiempo, palabras, capacidad de escucha. Servía siempre a los pobres con gran discreción, sin ostentación. Vivía realmente el Evangelio que dice: «Cuando tú des limosna, que tu mano izquierda ignore lo que hace la derecha, para que tu limosna quede en secreto» (Mt 6,3-4). Piensen que un día antes de su muerte, estando gravemente enfermo, daba disposiciones de cómo ayudar a sus amigos necesitados. En su funeral, los familiares y amigos se quedaron atónitos por la presencia de tantos pobres, para ellos desconocidos, que habían sido visitados y ayudados por el joven Pier Giorgio.
A mí siempre me gusta asociar las Bienaventuranzas con el capítulo 25 de Mateo, cuando Jesús nos presenta las obras de misericordia y dice que en base a ellas seremos juzgados. Les invito por ello a descubrir de nuevo las obras de misericordia corporales: dar de comer a los hambrientos, dar de beber a los sedientos, vestir a los desnudos, acoger al extranjero, asistir a los enfermos, visitar a los presos, enterrar a los muertos. Y no olvidemos las obras de misericordia espirituales: aconsejar a los que dudan, enseñar a los ignorantes, advertir a los pecadores, consolar a los afligidos, perdonar las ofensas, soportar pacientemente a las personas molestas, rezar a Dios por los vivos y los difuntos. Como ven, la misericordia no es “buenismo”, ni un mero sentimentalismo. Aquí se demuestra la autenticidad de nuestro ser discípulos de Jesús, de nuestra credibilidad como cristianos en el mundo de hoy.
A ustedes, jóvenes, que son muy concretos, quisiera proponer que para los primeros siete meses del año 2016 elijan una obra de misericordia corporal y una espiritual para ponerla en práctica cada mes. Déjense inspirar por la oración de Santa Faustina, humilde apóstol de la Divina Misericordia de nuestro tiempo:
«Ayúdame, oh Señor, a que mis ojos sean misericordiosos, para que yo jamás recele o juzgue según las apariencias, sino que busque lo bello en el alma de mi prójimo y acuda a ayudarla […]
a que mis oídos sean misericordiosos para que tome en cuenta las necesidades de mi prójimo y no sea indiferente a sus penas y gemidos […]
a que mi lengua sea misericordiosa para que jamás hable negativamente de mis prójimos sino que tenga una palabra de consuelo y perdón para todos […]
a que mis manos sean misericordiosas y llenas de buenas obras […]
a que mis pies sean misericordiosos para que siempre me apresure a socorrer a mi prójimo, dominando mi propia fatiga y mi cansancio […]
a que mi corazón sea misericordioso para que yo sienta todos los sufrimientos de mi prójimo» 
(Diario 163).
El mensaje de la Divina Misericordia constituye un programa de vida muy concreto y exigente, pues implica las obras. Una de las obras de misericordia más evidente, pero quizás más difícil de poner en práctica, es la de perdonar a quien te ha ofendido, quien te ha hecho daño, quien consideramos un enemigo. «¡Cómo es difícil muchas veces perdonar! Y, sin embargo, el perdón es el instrumento puesto en nuestras frágiles manos para alcanzar la serenidad del corazón. Dejar caer el rencor, la rabia, la violencia y la venganza son condiciones necesarias para vivir felices» (Misericordiae Vultus, 9).
Me encuentro con tantos jóvenes que dicen estar cansados de este mundo tan dividido, en el que se enfrentan seguidores de facciones tan diferentes, hay tantas guerras y hay incluso quien usa la propia religión como justificación para la violencia. Tenemos que suplicar al Señor que nos dé la gracia de ser misericordiosos con quienes nos hacen daño. Como Jesús que en la cruz rezaba por aquellos que le habían crucificado: «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen» (Lc 23,34). El único camino para vencer el mal es la misericordia. La justicia es necesaria, cómo no, pero ella sola no basta. Justicia y misericordia tienen que caminar juntas. ¡Cómo quisiera que todos nos uniéramos en oración unánime, implorando desde lo más profundo de nuestros corazones, que el Señor tenga misericordia de nosotros y del mundo entero!

4. ¡Cracovia nos espera!
Faltan pocos meses para nuestro encuentro en Polonia. Cracovia, la ciudad de San Juan Pablo II y de Santa Faustina Kowalska, nos espera con los brazos y el corazón abiertos. Creo que la Divina Providencia nos ha guiado para celebrar el Jubileo de los Jóvenes precisamente ahí, donde han vivido estos dos grandes apóstoles de la misericordia de nuestro tiempo. Juan Pablo II había intuido que este era el tiempo de la misericordia. Al inicio de su pontificado escribió la encíclica Dives in Misericordia. En el Año Santo 2000canonizó a Sor Faustina instituyendo también la Fiesta de la Divina Misericordia en el segundo domingo de Pascua. En el año 2002 consagró personalmente en Cracovia el Santuario de Jesús Misericordioso, encomendando el mundo a la Divina Misericordia y esperando que este mensaje llegase a todos los habitantes de la tierra, llenando los corazones de esperanza: «Es preciso encender esta chispa de la gracia de Dios. Es preciso transmitir al mundo este fuego de la misericordia. En la misericordia de Dios el mundo encontrará la paz, y el hombre, la felicidad» (Homilía para la Consagración del Santuario de la Divina Misericordia en Cracovia, 17 de agosto de 2002).
Queridos jóvenes, Jesús misericordioso, retratado en la imagen venerada por el pueblo de Dios en el santuario de Cracovia a Él dedicado, les espera. ¡Él se fía de ustedes y cuenta con ustedes! Tiene tantas cosas importantes que decirle a cada uno y cada una de ustedes… No tengan miedo de contemplar sus ojos llenos de amor infinito hacia ustedes y déjense tocar por su mirada misericordiosa, dispuesta a perdonar cada uno de sus pecados, una mirada que es capaz de cambiar la vida de ustedes y de sanar sus almas, una mirada que sacia la profunda sed que demora en sus corazones jóvenes: sed de amor, de paz, de alegría y de auténtica felicidad. ¡Vayan a Él y no tengan miedo! Vengan para decirle desde lo más profundo de sus corazones: “¡Jesús, confío en Ti!”. Déjense tocar por su misericordia sin límites, para que ustedes a su vez se conviertan en apóstoles de la misericordia mediante las obras, las palabras y la oración, en nuestro mundo herido por el egoísmo, el odio y tanta desesperación.
Lleven la llama del amor misericordioso de Cristo – del que habló San Juan Pablo II – a los ambientes de su vida cotidiana y hasta los confines de la tierra. En esta misión, yo les acompaño con mis mejores deseos y mi oración, les encomiendo todos a la Virgen María, Madre de la Misericordia, en este último tramo del camino de preparación espiritual hacia la próxima JMJ de Cracovia, y les bendigo de todo corazón.

Desde el Vaticano, 15 de agosto de 2015
Solemnidad de la Asunción de la Virgen María

Francisco

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