UN PUZZLE INCOMPLETO
No sé si os habrá pasado a vosotros, pero a mí, sí; os cuento. Nos llegó a
ba un famoso cuadro de Sorolla. Puestos en faena, la empresa de montarlo nos duró varias semanas, eso sí, a ratos perdidos. A medida que iban quedando menos piezas el entusiasmo iba creciendo hasta que…todavía quedaban huecos y faltaban piezas. El incompleto cuadro de Sorolla no causaba ninguna admiración. Enseguida lo olvidamos.
He recordado esta anécdota al ver el cartel de este año para
Somos generosos en la jornada del Domund, en los proyectos de Infancia Misionera, en la respuesta que damos a las necesidades planteadas por uno de nuestros misioneros; enseguida encontramos las piezas necesarias para hacer un hermoso cuadro. Y cuando se trata de pedir y ayudar a las VOCACIONES NATIVAS… ¡nos olvidamos del cuadro! Y me atrevo a decir que son las piezas claves para que el cuadro alcance todo su color.
Los sacerdotes, religiosos y religiosas autóctonos son quienes pueden dar un auténtico brillo y color a las Iglesias locales. Los misioneros son piezas muy valiosas, sí, pero poco pueden hacer sin la presencia cercana de quienes han nacido en ellas y son conocedores de su cultura. Esas piezas que faltan para completar el puzzle son esenciales para lograr la reconciliación y el perdón ausentes en muchos países.
¡Colaboremos, pues, con la esperanza puesta en estas vocaciones al servicio de la reconciliación!
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