En 1996, con el arte que brota de las calles gaditanas y la rima sencilla y humana que dibujan las letras del Carnaval, la chirigota del Love describió, con la belleza infantil propia de unos niños de colegio, la ilusión y la ternura que se dan la mano en la noche en la que llegan a casa los tres Reyes Magos. En estos días en el que el "templo de los ladrillos coloraos" pone compás y poesía al pueblo gaditano, qué mejor manera de trasportarse hasta esa mágica noche que de la mano de una chirigota con clase:
flacuchos y regordetes, nos ponen juguetes
los tres Reyes Magos.
Haciendo poropopom el corazón al acostarnos,
llenitos de ilusión para levantarnos
y ver todo el salón lleno de regalos.
Qué razón tenía José Luis Bustelo al resumir con estos versos que el día 6 de Enero a todos los niños y mayores les llega la ilusión del año en un ratito. Esa es la riqueza que podemos destilar de la fiesta del día de los Reyes Magos: Ilusión, alegría, entusiasmo, admiración... Pero si bien es cierto que todas estas palabras pueden expresar las emociones que en nuestro contexto, nuestra cultura y nuestra historia fluyen de este entrañable día, la fiesta de la Epifanía del Señor es mucho más densa y goza de un sentido más profundo aún si cabe. Podrían gastarse muchas páginas y palabras intentando explicar la hondura teológica de este misterio, pero en esta carta que comparto con vosotros tan sólo quiero hacer mención de dos detalles significativos del relato que nos deja el evangelista Mateo, dos detalles que se pueden resumir en lo que yo llamo una generosidad que rompe fronteras.
El primer gesto que me impacta e incluso me sobrecoge es que esos personajes, a los que llamamos los Reyes Magos, tienen un sólo objetivo en su visita: Adorar al niño que ha nacido (Mt 2,2). Pero esa adoración no es un conjunto de palabrería ingenua o gestos vacíos, al contrario, es una adoración existencial. Adoran dando lo mejor que tienen. Oro, incienso y mirra eran los artículos más preciados en la cultura de aquellos hombres. Los Reyes Magos son el mejor ejemplo de donación absoluta, de generosidad rebosante, de entrega radical de todo lo que tienen, sin reservas ni vacilaciones, sin cuentas ni estrategias de mercado... Sencillamente dar y dar sin medida, como aquella viuda que dio dos pequeñas monedas como ofrenda (Lc 21,14). Lo importante del regalo no es la cantidad, lo importante de la ofrenda no es lo que pesa, lo esencial es la generosidad plena y total. Los Reyes Magos dan lo mejor que tienen para adorar al niño. Se vacían de todo para que otro crezca. Lo dan todo para que otro reciba todo.
Esa generosidad desbordante, esa entrega radical, no sabe de aduanas o límites geográficos, no sabe de aranceles o visados. Esa generosidad que colma lo pequeño no comprende de distancias que separan, no entiende de vallas con cuchillas ni políticas antiinmigrantes.
La generosidad de aquellos personajes del Evangelio de Mateo no se acaba en su patio de vecinos, no caduca al cruzar las fronteras, no se contenta con el metro cuadrado que los rodea. El texto bíblico nos habla de unos sabios venidos de Oriente (Mt 2,1). Unos personajes que llegan de lejos, de otro país, de otra cultura, de otras costumbres y tradiciones. Este es el segundo detalle que hace del misterio de la Epifanía un acto valiente y revolucionario para nuestro mundo y en este tiempo que nos toca vivir. La generosidad de los Magos de Oriente es una generosidad que rompe toda frontera, elimina todo atisbo de ombliguísmo egocéntrico. No hace distinción de razas ni color de la piel, ni lengua, ni religión... Es la generosidad que cruza a la otra orilla (Mc 4,35). Es una generosidad para todos, para "traviesos, buenos y malos, flacuchos y regordetes".
Este es el sentido profundo y profético del misterio de la Epifanía, de la fiesta de los Sabios de Oriente, del día de los Reyes Magos. Ejemplo y testimonio de generosidad que rompe fronteras. Ejemplo y testimonio para que nosotros lo sigamos y hagamos lo mismo. Ejemplo y testimonio que sigue vivo en muchos hombres y mujeres que se desgastan por el otro y lo dan todo, aunque ese otro hable otro idioma, coma otras comidas, baile con otros ritmos y viva a kilómetros de distancia.
Por eso desde Zhomba Mission, un pequeño poblado al noreste de Zimbabwe, en el corazón del África Subsahariana, quiero dar las gracias a esas personas que con su esfuerzo hacen algo más posible que un día podamos cantar que a todos los mozalbetes les traen juguetes los tres Reyes Magos. Y es que precisamente estas Navidades más de 50 niños y niñas de nuestra Misión recibieron una sorpresa muy especial venida de lejos, de otra cultura, de otro país. La pasada Navidad muchos niños Shonas y Tongas recibieron el oro, incienso y mirra de nuestra actualidad en forma de equipaciones deportivas, camisetas y chándal donadas por el Club Deportivo Sporting de Puerto Real y su Presidente Salvador Durán Pérez. Un gesto tal vez sencillo y pequeño colmó de alegría y agradecimiento a muchas familias que luchan día a día por vivir con dignidad y libertad en un país donde los ricos son cada vez más ricos y los pobres cada vez más empobrecidos.
Eduardo Galeano dijo una vez que: “Mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo”. Esa clase de gente son los Reyes Magos de nuestro aquí y ahora. Gente como Salvador y su equipo directivo del Sporting de Puerto Real que intenta llevar la ilusión y la alegría a los más pequeños y marginados. Pero no hay Magos de Oriente sin Pajes Reales. Personas que desde lo escondido hacen posible que los regalos lleguen a todas las casas. El Paje Real es el oído de la esperanza, quién recibe y canaliza la generosidad sin fronteras. Zhomba Mission también tuvo su Paje Real. El Club Deportivo Sporting de Puerto Real trabajó gracias a la colaboración de nuestro patrocinador para los gastos de envió TINCASUR SUR. Su presentación en el plano técnico y laboral dice que son un equipo de profesionales capacitados para acometer grandes proyectos "llave en mano". Hoy puedo certificar que en el plano humano esta afirmación es también garante de veracidad. Ellos gozan de la llave en mano de su entrega y constancia, de su esfuerzo en la lucha cotidiana; la llave del compromiso y de la solidaridad. Entre ellos dejadme destacar a Manuel Ogalla Castellano, además de por su constante dedicación a atender las necesidades de los más cercano, es capaz de cruzar a otras orillas siendo ejemplo de humanidad y generosidad sin fronteras.
Sporting de Puerto Real y TINCASUR Sur han hecho posible estas pasadas Navidades que el corazón de unos misioneros haga poropopom al acostarse porque sus ojos han visto la ilusión dibujada en el rostro de uno niños y niñas tras haber recibido un regalo inesperado. Un poco de oro, incienso y mirra para un pueblo que cada día se levanta escribiendo cartas a los Reyes Magos pidiendo justicia, respeto y libertad.
En nombre de los Misioneros Claretianos y la gente sencilla del pueblo Shona y Tonga de la Misión de Zhomba (Zimbabwe) os mando un abrazo agradecido y mi oración constante.
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