En la homilía que dirigió el Papa Benedicto XVI con motivo
de la apertura de la II Asamblea especial para África del Sínodo de
los Obispos en octubre del 2009 señalaba que: “Para ser luz del
mundo y sal de la tierra hay que aspirar siempre a la "medida
elevada" de la vida cristiana, es decir, a la santidad. Los pastores
y todos los miembros de la comunidad eclesial están llamados a ser
santos; los fieles laicos están llamados a difundir el buen olor de
la santidad en la familia, en los lugares de trabajo, en la escuela
y en cualquier otro ámbito social y político. Que la Iglesia en
África sea siempre una familia de auténticos discípulos de Cristo,
donde la diferencia entre etnias se convierta en motivo y estímulo
para un recíproco enriquecimiento humano y espiritual.
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