OMPRESS-DUBLÍN (19-6-12) El pasado
domingo 17 de junio concluyó en Dublín, Irlanda, el 50° Congreso Eucarístico
Internacional sobre el tema: “La Eucaristía: Comunión con Cristo y entre
nosotros”, evento eclesial que Benedicto XVI había definido el miércoles pasado
como “una valiosa ocasión para reafirmar la centralidad de la Eucaristía en la
vida de la Iglesia”.
Para su clausura el Papa envió un
videomensaje en el que se dirige a sus participantes “con gran afecto en el
Señor”. En efecto, al saludar a todos los que se han reunido en Dublín, en
especial al Cardenal Brady, al Arzobispo Martin, al clero, a las personas
consagradas, a los fieles de Irlanda y a todos los que viajaron desde lejos
para apoyar a la Iglesia en Irlanda con su presencia y oraciones, el Santo
Padre afirma que el tema de este Congreso nos lleva a reflexionar sobre “la
Iglesia como misterio de comunión con el Señor y con todos los miembros de su
cuerpo”.
Refiriéndose a la Eucaristía, el
Pontífice recuerda que “la Eucaristía es el memorial del sacrificio de Cristo
en la cruz; su cuerpo y su sangre instauran la nueva y eterna Alianza para el
perdón de los pecados y la transformación del mundo. Durante siglos, Irlanda ha
sido forjada en lo más hondo por la santa Misa y por la fuerza de su gracia,
así como por las generaciones de monjes, mártires y misioneros que han vivido
heroicamente la fe en el país y difundido la Buena Nueva del amor de Dios y el
perdón más allá de sus costas. Sois los herederos de una Iglesia que ha sido
una fuerza poderosa para el bien del mundo, y que ha llevado un amor profundo y
duradero a Cristo y a su bienaventurada Madre a muchos, a muchos otros.
Vuestros antepasados en la Iglesia en Irlanda supieron cómo esforzarse por la
santidad y la constancia en su vida personal, cómo proclamar el gozo que
proviene del Evangelio, cómo inculcar la importancia de pertenecer a la Iglesia
universal, en comunión con la Sede de Pedro, y la forma de transmitir el amor a
la fe y la virtud cristiana a otras generaciones. Nuestra fe católica, imbuida
de un sentido radical de la presencia de Dios, fascinada por la belleza de su
creación que nos rodea y purificada por la penitencia personal y la conciencia
del perdón de Dios, es un legado que sin duda se perfecciona y se alimenta
cuando se lleva regularmente al altar del Señor en el sacrificio de la Misa”.
Al concluir su mensaje a los que
participaron en este importante evento eclesial Su Santidad ruega que el
Congreso sea para cada uno de ellos “una experiencia espiritualmente fecunda de
comunión con Cristo y su Iglesia”, y anuncia la sede del próximo Congreso
Eucarístico Internacional que se celebrará dentro de cuatro años en Filipinas.
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