OMPRESS-MADRID (1-9-14) Para que los cristianos, inspirados en la Palabra de Dios, se comprometan al servicio de los pobres y de los que sufren, es la intención por la evangelización o intención misionera que propone el Santo Padre para el mes de septiembre.
El Papa en su reciente viaje a Corea se dirigía a los jóvenes en la clausura de la Jornada de la Juventud Asiática. Les recordaba que son “el presente de la Iglesia”, y les pedía que se dedicasen “a edificar una Iglesia más santa, más misionera y humilde –una Iglesia más santa, más misionera y humilde–, una Iglesia que ama y adora a Dios, que intenta servir a los pobres, a los que están solos, a los enfermos y a los marginados”.
Les recordaba el Papa Francisco que, “en su vida cristiana tendrán muchas veces la tentación, como los discípulos en la lectura del Evangelio de hoy, de apartar al extranjero, al necesitado, al pobre y a quien tiene el corazón destrozado. Estas personas siguen gritando como la mujer del Evangelio: «Señor, socórreme». La petición de la mujer cananea es el grito de toda persona que busca amor, acogida y amistad con Cristo. Es el grito de tantas personas en nuestras ciudades anónimas, de muchos de nuestros contemporáneos y de todos los mártires que aún hoy sufren persecución y muerte en el nombre de Jesús: «Señor, socórreme». Este mismo grito surge a menudo en nuestros corazones: «Señor, socórreme». No respondamos como aquellos que rechazan a las personas que piden, como si atender a los necesitados estuviese reñido con estar cerca del Señor. No, tenemos que ser como Cristo, que responde siempre a quien le pide ayuda con amor, misericordia y compasión”.
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