Os animamos a leer la epístola de Fr. Rafael Naranjo, misionero en la República Democrática del Congo.
En ella nos invita a vivir la Navidad, a pesar de los pesares y de los tiempos duros que corren en muchos hogares.
Pero, nos dice muy claramente, que "Celebrar la fiesta de la Navidad es importante, pero secundario. Lo importante es ser Navidad, ahí donde Dios resulta invisible."
Que sus palabras nos hagan vivir una Navidad al servicio de los demás, y ser para ellos parte de "la luz de la justicia de Dios."
¡ Feliz Navidad !
Carta de Navidad del misionero Fr. Rafael Naranjo.
Avenue Metallurgie 2369, Kingabwa
B.P. 1800 KIN 1
KINSHASA-LIMETE
(Rep. Dem. Congo)
Kinshasa, 22/12/2014
Feliz Navidad, a pesar de los Herodes
Dios no se ha escapado
"¡Feliz Navidad!, aunque el cartero siga trayendo órdenes de desahucio del banco"
¡Feliz Navidad!, aunque la compañía eléctrica, de telefonía o gas natural amenacen nuevamente con cortar el suministro!
Estimados amigos/as
Celebramos un año más que Dios se hace hombre para quedarse con nosotros en la santa Navidad. En estas fechas quisiera daros las gracias por vuestro apoyo y donaciones que nos habéis enviados para poder ayudar a nuestros hermanos en la misión. Debemos mirar a nuestro alrededor con más intensidad y descubrir con dolor que muchos seres humanos se preguntan hoy si Dios ya se cansó del hombre. Si regresó a su cielo o si decidió quedarse encerrado en nuestras sacristías para no comprometerse con el sufrimiento del exterior.
Para numerosas personas hoy les resulta muy difícil decir: ¡Feliz Navidad! Tienen serias dificultades para descubrir la presencia de Dios en medio de nosotros, para sentir como su luz nos ilumina y su palabra salvadora nos libera y cambia nuestra historia y sus estructuras sociopolíticas, plagadas en muchas ocasiones de corrupción e injusticia. Gente con rostro, que desgraciadamente muchos de ellos, viven en situación de exclusión social, de manera dramática y sangrienta, en la aldea global que pretendía ser nuestro mundo, cada vez más aislado y egoísta.
Pero no os asustéis, Dios no se ha escapado, ni se ha encerrado en nuestras Iglesias. Dios sigue en nosotros, sí, en ti, en mí y en todos aquellos que seguimos soñando y luchando con un reino distinto al presente. Un mundo donde tienen cabida todos los seres humanos, especialmente los pecadores, los pobres, los mal vistos, las víctimas de la marginación... Dios es y está, no lo olvidemos en esta Navidad, especialmente en los pobres de las periferias existenciales.
Sí, queridos amigos/as: ¡Feliz Navidad a todos!, aunque el portal de Belén siga embargado en muchos lugares del planeta. ¡Feliz Navidad!, aunque el cartero siga trayendo ordenes de desahucio del banco. ¡Feliz Navidad!, aunque el pobre y bueno de José tenga que cerrar la carpintería por impago a proveedores. ¡Feliz Navidad!, aunque la compañía eléctrica, de telefonía o gas natural amenacen nuevamente con cortar el suministro. ¡Feliz Navidad!, en medio de este panorama social, político y económico, angustioso, indigno, inmoral, injusto y contra derecho para muchos jóvenes y no tan jóvenes.
¡Feliz Navidad a todos!, a pesar de que el Herodes de turno siga persiguiendo a la Sagrada Familia para robarles los últimos óbolos que María esconde en un pañuelo, amarrado a modo de portamonedas Cristian Dior.
En un momento de la historia Dios se hizo carne en Jesús de Nazaret. Hoy sólo puede hacerse carne en cada uno de nosotros. Todo esto será posible si tú y yo nos hacemos presentes y cercanos con quienes sufren. Una presencia que transmita misericordia, perdón, cariño desinteresado, esperanza y amor.
El desafío para los cristianos no es celebrar la Navidad, ya lo hacemos a nuestra manera, sino el reto es que nosotros debemos ser Navidad para los demás. Debemos ser signos palpables de la presencia de Dios en muchos de quienes viven marginados, excluidos y abandonados por todos.
Sólo a través de nosotros la humanidad podrá experimentar la cercanía sensible de un Dios que camina con nosotros en cada rincón del mundo, en cada periferia existencial, en toda situación humana.
Celebrar la fiesta de la Navidad es importante, pero secundario. Lo importante es ser Navidad, ahí donde Dios resulta invisible. ¡Feliz Navidad! es iluminar la vida con la luz de la justicia de Dios.
Unidos en este deseo de celebrar y ser Navidad para los demás, Desde la Republica Democrática del Congo.
Fr Rafael (misionero Comboniano)
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