Os escribo recién ahora porque hace unas horas hemos conseguido que restituyan el flujo eléctrico. Hemos estado incomunicados.
Ha sido una experiencia terrible pero Dios nos ha sostenido y nos sigue sosteniendo. Estoy en uno de los puntos más afectados, Manta, y las necesidades empiezan a salir a la luz. Hay gente sin casas, sin comida, sin agua y sin luz. Lo han perdido todo, incluso familias enteras bajo los escombros. Las ayudas no abastecen y la población esta agotada. Pero, en medio del caos y la confusión, Dios sigue cuidando y protegiendo a nuestro pueblo y María Santísima cubre con su manto a nuestra gente.
Llevamos aún dos días y la tierra sigue temblando a nuestros pies, los nervios están a flor de piel y la gente se muestra angustiada pero no desesperanzada. La fe de este pueblo y esta gente es fuerte, más fuerte que los cimientos de las casas que se han derrumbado.
Ahora empieza la parte más difícil. Devolverles la calma y la paz. Levantar a los caídos, enterrar a los muertos y mantener a los que se tambalean. Dios es fiel y no falla. Él nos levantará.
Contamos con la solidaridad de todos, con la unión en la oración por nuestra tierra y nuestra gente.
El día comienza y hay que ponerse manos a la obra. Os mando un abrazo afectuoso y muchas bendiciones.
Creo que no hace falta mandar imágenes ya tenéis bastantes en los medios de comunicación.
Si en algún momento organizáis alguna ayuda económica o humanitaria tened presente que Dios os dará el ciento por uno.
Dios os bendiga, pbo. Andrés Drouet.
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