Buenas tardes desde Ecuador.
Les escribo otra vez para que os mantengáis informados desde este trocito de mundo que es Manta - Ecuador. Ya sabéis que desde el pasado sábado en el que sufrimos el terremoto de 7,8 hasta hoy se han ido sucediendo una serie de réplicas de distinta intensidad, la tierra se mueve bajo nuestros pies, muchas casas caen ante nuestros ojos, pero nuestro corazón sigue en pie y nuestra fe se fortalece cada día más, en estos momentos nuestra gente sabe que verdaderamente tenemos un Dios Misericordioso que cuida de nosotros.
Celebramos este año de la Misericordia, sabiendo que todo tiembla bajo nuestros pies, pero nuestro corazón está firme y no tiembla.
Nuestra gente sabe que Dios es el creador del universo y es el Dueño y Señor de nuestra historia y todo está en sus manos. Esta tierra está consagrada al Sagrado Corazón de Jesús y nuestra parroquia lleva el mismo nombre.
Sabemos perfectamente que habéis visto las imágenes del horror y la destrucción que la naturaleza ha causado, no cabe duda que el mundo y el tentador ponen a prueba nuestra fe, pero no conseguirán apartarnos del amor de Dios, sabemos que Dios es fiel y nosotros seremos fieles a Él hasta la muerte. Por eso le pedimos que Él mismo sea nuestra fortaleza y nuestra paz.
Os debo confesar, que para nosotros María Santísima ha sido el modelo de fortaleza, serenidad, paz y confianza plena en la voluntad del Padre. Ella al pie de la cruz mantuvo la calma y la confianza en Dios, en el momento más duro de su vida, nunca se tambaleó, sabía quién la sostenía, como nosotros lo sabemos. También ella sabía, desde las bodas de Caná, que cuando Jesús está presente, el mejor vino está por venir, nosotros aprendiendo de ella sabemos que lo mejor está por venir.
He deseado dedicar un rato de nuestra apretadísima agenda de estos días, para mostraros otras imágenes que a lo mejor no llegan en los noticieros, ni aparecerán en ningún informe, pero que son prueba evidente del amor de Dios presente en nuestros corazones. Imágenes de la Esperanza y del Amor a Dios y a los demás.
Un abrazo afectuoso y unidos en la oración
Bendiciones, pbo. Andrés Drouet Salcedo.
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